domingo, 7 de octubre de 2012

Se resume el verano






Se resume el verano entre tu pelo.
Al lado del jazmín   
mis dedos te cabalgan
y se hacen dueños de tu nuca.
Adormeces el mar,
el pinar se deja las miradas hacia dentro
y te acerco el Mediterráneo al mojarte con mis labios.
Tantas islas en tu espalda
esperando ser un muelle de abandono.
El deshacer de las cuentas
me lleva a perder su número.
Zarpa mi lengua buscando oscuridad
en la tierra de acogida.
Erige puertos nuevos,
recrea la luz entre los pliegues perfectos de tu piel,
mientras tú enumeras para mí solo, uno a uno,
todos los posibles gemidos de la noche.



jueves, 12 de julio de 2012

Presentación en Barcelona del poemario "Las Horas" el 29 de Junio por Fran Picón



Nobleza humana, pasión poética; éstas palabras son las primeras que me vienen a la cabeza cuando escucho el nombre de Fernando Sarría, bueno, esas y amigo, amigo con mayúsculas.

Nacido en Ejea de los Caballeros, licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, en la especialidad de Historia del Arte.

Ha participado en numerosas publicaciones y revistas especializadas en su licenciatura, destacando el ensayo “El retablo aragonés del Siglo XVI.

Ha publicado los poemarios “El error de las hormigas”, “El Alhaquín”, “Todas las mentiras que te debo”, “Babel en las manos” y este “Las horas” que hoy presentamos.

Antologado en varias ocasiones, colaborador de diversas revistas literarias. Mantiene diversos blogs.

Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores, cofundador de la Tertulia poética Transversores y, ahora, también inicia la aventura editorial con “Sabara”.

ANSIEDAD DE LA MELANCOLÍA, por Ángel Guinda

Fernando Sarría escribe porque vive, naturalmente; pero, sobre todo, escribe para vivir más, para seguir viviendo, para no morir.

Fernando Sarría escribe para encantarse, para protegerse de la

realidad, parapetado en una atmósfera hechizada como exorcismo; porque lo escrito, aunque vivido, es ya una realidad otra, mejor.

En otro momento de su excelente prólogo, Guinda nos dice:

Poesía sensorial, arrojada como un vómito de impulsos arrebatados. Poesía eléctrica, magnética, respiración, bandera de náufrago, crónica y transcripción de cada íntimo existir concreto como si fuera el último de toda una existencia.

Para terminar el prologuista con una frase que es sentencia:

El mejor libro hasta hoy de este poeta irreductible.

En la presentación de “Las horas” en Palma de Mallorca, otra excelente poeta y mejor amiga, Mayte Albores, decía de Fernando Sarría:

Sin duda, Fernando, no puede pasar desapercibido, después de leído tienes que volver a él, releerlo y releerlo para degustarlo despacio, como en una cata a ciegas donde redescubres nuevos aromas y donde los sentidos y el paladar del verso se van afinando.

Sarría gusta de iniciar sus recitales entorno a “Las horas” con la lectura de su Epílogo en el que, nos dice, se resume la esencia de este poemario que hoy nos ocupa, no voy a arrebatarle ese momento, pero sí usaré unas líneas de ese Epílogo como inicio de mi presentación de hoy

Busco en los silencios el vértice perfecto, en la luz la herida sin

tacha, el filo caliente de un cuchillo, el dolor suave de la ausencia y el murmullo del aire al sentirse vivo.

“Las horas” es un poemario que nos habla del transcurrir del tiempo; nuestro poeta lo ha dividido en tres partes diferenciadas: Las horas tempranas, las horas de la tarde y las horas de la noche.

Un poemario que, como no podía ser de otra manera, se inicia con una albada:

Despierto.

Todavía las sombras alcanzan tu cuerpo.

Mi mano roza la aurora.

Siento que el silencio se armoniza en el cuarto,

trae marea alta y una brisa húmeda.

Un amanecer que no es único, porque el poeta nos muestra como siempre, tanto en el dolor como en la dicha, siempre, nos dice, hay un nuevo amanecer

Detrás de ese amanecer en que se fue,

vinieron otros y las noches consentidas al insomnio,

al largo paseo de las calles nocturnas,

y el desembarco en todas las barras de los bares.

Amaneceres que, Sarría, une al silencio

El silencio, que con la luz caminó hacia el oeste,

solo se quebraba a lo lejos

por las llamadas de los primeros pájaros marinos.

En las horas de ausencia el poeta mira al mar y en ese trance hace símiles fantásticos

Las islas son como tu espalda,

se ven en la bruma del horizonte,

y sé que guardan siempre los pájaros y el frío de la mañana

Un mar, ese mar del poeta, que no siempre permanece pasivo allende su mirada

Llegó el mar a los pies de la cama,

un ejército marino supo derrotarnos

mientras solo la marea y el vértigo del abandono

fueron los únicos sonidos desnudos al amanecer.

Las horas transcurre siempre en una pausa que todo lo llena, la calma que da la certeza del inexorable paso del tiempo

Las prisas se demoran en el aljibe

y el viento azuza en las ramas verdes de los árboles,

como si este verano que nace hoy

todavía no supiera de él mismo nada,

tan solo que lo engendré en un sueño

una noche perdida del invierno.

Calma, paz, en las que hay tiempo para conversaciones llenas de la magia de la sinestesia

Converso despacio con la lluvia,

traigo desde el fulgor del amanecer las caídas hojas

Despacio, en la levedad del que se sabe vivo y, además, saca el jugo a la vida, el poeta nos introduce, casi sin darnos cuenta, en la sensualidad de la piel

ahora mis dedos dibujan espirales rojas en tu piel

mientras tú buscas descifrar el jeroglífico

en que te atrapa mi boca cuando te besa.

Y también nos lleva desde la sensualidad a la certeza, la certeza adquirida con la madurez que permite diferenciar lo urgente de lo importante

Ahora sé. Sé desde lo apenas perceptible,

lo sutil, lo diáfano, lo frágil,

el quizás, el todavía, las horas desunidas,

lo cierto de tu empeño, lo certero y justo,

lo que hace que todo tenga sentido.

Una certeza que viene, a veces, en forma de recuerdos

Aquellas manos mías, ciegas, devotas de su carne,

tenían todavía entre los dedos la tibieza de todos sus recuerdos.

Hay muchos poemas que llevan una cita introductoria, de grandes poetas, pero, si tengo que elegir, me quedo con la de Luisa Miñana, pareja de Fernando y enorme poeta:

Guárdame en tu mirada, como sea,

día y noche,

muda,

sin salvación,

en tus pupilas.

Versos hermosos a los que nuestro poeta responde con otros de una belleza similar

Conservo tus ojos. Tu mirada dentro de mí

sobrevive expuesta a todas las tormentas

Y no sólo en la mirada se encuentran

Abracé el lado de tu cuerpo que a centímetros de mí sostenía la luz.

Las horas pasan y las horas tempranas se van dando paso a las horas de la tarde

Escuché el himno creciendo con la tarde,

de él sabían las hojas de los árboles, pues ellas lo cantaban.

Tardes de recuerdos, de barcos a Creta que nunca se toman, tardes de espera y melancolía, barcos a Creta que nunca vienen.

Era el barco que no cogimos esa tarde de agosto,

aunque las horas fueran mansas

y jugásemos a los dados

hasta los primeros besos del nuevo día.

Pese a que estamos en horas vespertinas, Sarría sigue haciendo un guiño al silencio, el silencio que todo lo nombra

Así, con tu nombre, la tarde quedó muda.

Se abrió el cielo.

Un arbolado viaje de pájaros inundó la tierra.

Tardes suaves en las que sigue siendo evidente lo que de verdad importa

Era suave el atardecer del verano,

pero qué importaba nada si tú no estabas.

Tardes que anteceden a la noche, pero tardes que también dan cabida a soñar

Sueño entregado a escuchar tu respiración recorriendo mi cuerpo

Sueños que se tornan reales y se cubren de lágrimas, a veces tristes, otrora felices

Es posible que vuelva a llorar sobre su vientre

y hagamos el amor hasta el amanecer

Tardes intensas en las que hasta la soledad se queda sola

Así, como todo lo que cambia,

él se fue y se quedó sola la soledad.

Tardes en las que hay instantes eternos en los que no hay nada, ni tan siquiera existen las horas

Transitabas tan cerca de mí que no hubo horas

y juntos respirábamos la misma humedad del otro.

Y, pese a todo, incluso sin horas, el tiempo pasa y la tarde se acaba

Murió la tarde,

se deshizo la luz entre los rojos pliegues de las nubes.

Llegan las horas de la noche, en la que Fernando nos sumerge apaciblemente

Recae sobre nosotros la creciente luna,

pero no nos oculta la labor fatigosa de la sombra

Y en esas horas de luna, las islas que son espaldas, siguen muy presentes en los versos de Sarría

Las señales de tu espalda siempre me dijeron de tu vida de pájaro.

Cuando te recuerdo miro al cielo,

quiero tentar de nuevo y devorar otro ángel caído.

Espaldas que son islas pero nunca permanecen quietas

Me besaste, cerré los ojos

y las islas se acercaron a mi pecho

Las horas han pasado, las tempranas, las de la tarde, las de la noche, una y otra vez y es el momento de tomar conciencia

Ahora ya sé - los años no perdonan -

todas las ciencias exactas que ocultaba tu piel.

La noche trae sus sombras, sus misterios, su nostalgia

Tras las sombras,

el roce del crepúsculo,

todas las noches en una sola noche

expuesta a tus abrazos y al llanto.

Y la noche trae consigo el final, un final que es la antesala de un nuevo principio, unas nuevas horas tempranas, unas nuevas horas de la tarde y volverán las oscuras horas de la noche a rehacerse en poemas, poemas que dan sentido a “Las horas”

Se rehace la noche y esta sierpe,

que sube desde lo oscuro del corazón,

invade mis manos y late en mi cuerpo

al ritmo de una salve

que germina en sílabas húmedas

al borde siempre de mi boca.

En definitiva, amigas, amigos, os invito a pasear lentamente por todos y cada uno de los versos que van conformando Las horas, esas horas de un poeta excepcional que tienen, como decía otro gran poeta amigo nuestro, Antonio Rigo, la música impregnada en cada renglón de este poemario que hoy os presentamos. La poesía de Sarría es una poesía muy musical, con guiños continuos al cine pues está llena de imágenes y movimiento.

Sin más, doy paso al poeta, al amigo, Fernando Sarría


miércoles, 27 de junio de 2012

Presentación en Barcelona del poemario el 29 de Junio





Presentamos el libro en Barcelona el viernes 29 a las 19h00 en el Ámbito cultural de El Corte Inglés, en el de la Puerta del Ángel al lado de Pza. Cataluña.
Junto a "Las Horas" también se presentará el libro de Miguel Ángel Yusta "El camino de tu nombre", los dos de la ditorial Quadrivium y que serán presentados por Fran Picón, poeta y director de la colección de poesía de la editorial.
Os esperamos.



sábado, 9 de junio de 2012

Ha vuelto a ser invierno en las islas







Ha vuelto a ser invierno en las islas.
Suele nevar cuando mi corazón está triste.
Los pájaros marinos se guarecen en la playa
arropados unos con otros,
andando despacio por la arena húmeda.
De nuevo veo el faro.
Siempre guardo el recuerdo
de aquel tipo solitario
que divisaba el horizonte los días despejados
y estudiaba las mareas,
las corrientes marinas,
las aves y la flora de este lugar del mundo.
Así, como todo lo que cambia,
él se fue y se quedó sola la soledad.


Foto de Antonio Castellano



jueves, 10 de mayo de 2012

"Las Horas" en Madrid el día 12 en la sala Clover




El próximo sábado día 12 a las 19h30 en la sala Clover de Madrid presento el poemario "Las Horas" junto a varios poetas que me acompañaran:


Marisa Peña
David Escudero
Sagrario Del Peral
Arantxa Oteo
Elena Peralta
Francisco J. Picón

y la actuación del cantautor Fernando Prieto

lunes, 23 de abril de 2012

miércoles, 11 de abril de 2012

No tuve entre mis labios todos tus pecados






No tuve entre mis labios todos tus pecados,
aunque pronuncié cada uno de los verbos que nacían de tu boca,
ese lado del hielo que pusiste tan cerca de la orografía de las emociones.
Tus besos traían rosas marcadas, flechas con imperativo de veneno,
mientras rodeabas la cama con las luces de las velas,
el tálamo donde la batalla solo consumaba una derrota.
Supe rendirte tantas veces como perdí entre tus brazos.
Las señales de tu espalda siempre me dijeron de tu vida de pájaro.
Cuando te recuerdo miro al cielo,
quiero tentar de nuevo y devorar otro ángel caído.


lunes, 2 de abril de 2012

La presentación en Palma por Mayte Albores




Hace dos días, mientras pensaba en cómo iba a introducir la presentación de dos extraordinarios poemarios alguien me confesaba lo siguiente:“Yo, es que sólo he leído a Machado y sus campos de Castilla, a ti y a Fran Picón, y con Fran ya se nota que estaba algo entrenado porque en mi se hacía el silencio y todo desaparecía mientras lo leía”Y sentí que aquella confesión era algo reveladora.Además, recordé la sensibilidad con la que está caracterizada la editorial Quadrivium y en este caso, la selección que hace su director de poesía contemporánea, quien es capaz de recuperar el agua hasta de un río seco.Entonces, yo que creo en la magia del verso y las revelaciones ocultas de su misticismo, no tuve más remedio que pensar que con Machado encontraría la clave para unir en esta presentación a dos grandes poetas: Sarria con su poemario “Las horas” y a Yusta con “El camino de tu nombre”.Machado, poeta del tiempo nos dice “Estos días azules y este sol de infancia”, y Sarria, que hace de la sensibilidad y la delicia un verbo activo, y del deseo una realidad única mientras se devoran sus versos, nos dibuja con su palabra la siguiente imagen: “Avanza la mañana en un ir y venir de pájaros. (…) Ese hilo azul que nos acerca,/ constante y salvaje,/ nos ata con una ternura que nos hace morir”Sin duda, Fernando, no puede pasar desapercibido, después de leído tienes que volver a él, releerlo y releerlo para degustarlo despacio como en una cata a ciegas donde redescubres nuevos aromas y donde los sentidos y el paladar del verso se va afinando. Después de él, yo quería ser mujer, quería ser soledad, quería ser su color azul “el vientre que guardaba todavía el color oscuro de su deseo”, “su río, donde se difumina el viaje nocturno de la luna”.Al final resulta demasiado fácil hablar de algo en lo que crees, en lo que sientes, y sobre todo, hablar de algo que sabes que le puede cambiar la vida a toda persona que tenga la oportunidad de difuminarse entre sus textos.Ángel Guinda, y con esto termino porque, que mejor protagonista que el propio Fernando y esa nube de versos que nos envuelven, dice que hay dos modos de ser poeta, el centinela, a la espera de que la semilla de lo poetizable encuentre el momento, y el cazador, que con un impaciente espíritu persigue la presa “el poema” para dar permanencia al instante en el tiempo. Guinda, nos die que Fernando es cazador, yo diría lo mismo desde el primer momento en el que sucumbí al encanto de sus palabras. Asimismo, Guinda, declara “Fernando Sarría escribe porque vive, naturalmente; pero, sobre todo, escribe para vivir más, para seguir viviendo, para no morir”. Yo, Mayte Albores, una humilde “disfrutadora” de lo hermoso y lo bello a todos vosotros os digo, que yo leo a Sarría porque vivo, naturalmente; pero, sobre todo, lo leo para vivir más, para seguir viviendo, para no morir.









Mayte Albores



viernes, 30 de marzo de 2012

Recital poético el sábado a las 20 h en Palma de Mallorca




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Fusión poético-literaria Palma-Zaragoza.

Llega a Palma, desde Zaragoza, el grupo Transversores:
- Francisco J. Picón
- Fernando Sarria
- Miguel Ángel Yusta (sus poemas)

Los poetas zaragozanos compartirán una velada de versos junto a los poetas:


- Antonio Rigo
- Jorge Merino
- Biel Vila
- Mayte Albores

Presentan el acto:
Francisco J. Picón y Mayte Albores.

Más información del lugar donde se celebrará el acto:
cafe-al-vent-del-mon









miércoles, 28 de marzo de 2012

LAS HORAS en Palma de Mallorca



El poemario se presenta en Palma de Mallorca en la Librería Jaume de Montsó el próximo sábado día 31 a las 12.30 h.

En el mismo acto se presentará el poemario de Miguel Ángel Yusta "El camino de tu nombre" con la presencia de Antonio Rigo, Teresa Sureda, Francisco J. Picón y Mayte Albores.

Gracias de antemano por acudir los que podáis y a estos últimos por la presentación de los libros.


viernes, 24 de febrero de 2012

EPÍLOGO




Rasgo los matices que envuelven cada acto. En cada palabra hay una sombra, en cada mirada un puente o un abismo, en una mano la tibia respuesta o ese calor decoroso que da saberse el uno al otro.
Busco en los silencios el vértice perfecto, en la luz la herida sin tacha, el filo caliente de un cuchillo, el dolor suave de la ausencia y el murmullo del aire al sentirse vivo.
Hay en el viento restos de nosotros, de otros, de todos lo que a veces te dejan emociones que nunca conociste o que nunca esperabas a esas horas invadiendo tu cuerpo o deshojando en tu cabeza todas las preguntas.
Llueve y cada gota culmina un viaje, se hace en tu piel un suspiro frío y sucumbe dormida, exhausta, aunque sea sólo eso, el resto mínimo de una nube.
Fuera de mí, en el mundo que me rodea a pocos metros, la vida me da tanto para elegir que ya, en ese proceso de desgaste que es el amanecer, debo sentirme lo suficientemente receptivo para no sólo escuchar lo que dentro se ha hecho huella o solamente el sedimento de un nueva decepción…Cada día me reserva una tarde expuesta al agotado sentimiento de la desaparición y al renacer constante del milagro de la noche, la umbría penetrando hasta el tuétano de cada uno de nosotros, cuando el universo nos coloca enfrente de un montón de pequeñas cosas llenas de preguntas y silencios.






FERNANDO SARRÍA


lunes, 13 de febrero de 2012

El prólogo de Ángel Guinda






PRÓLOGO






Ansiedad de la melancolía
Hay un modo de ser poeta como ser centinela: un estar de guardia
permanente, aunque sereno, a la espera de que la semilla de lo
poetizable encuentre el momento propicio para la siembra y la coyuntura
favorable para la sazón de convertirse en fruto. Y otra manera
de serlo cuya alegoría es el cazador, el impaciente espíritu que
persigue la presa -el poema- para dar permanencia a los momentos
vividos, agazapados ya en el tiempo. Fernando Sarría pertenece
a esta segunda estirpe del poetizar.
Uno de los puntos de mi Poética (Arquitextura) propone “Escribir
como se vive. Escribir como se es”. José Luis Sampedro eligió
como título para sus memorias el axioma Escribir es vivir.
Fernando Sarría escribe porque vive, naturalmente; pero,
sobre todo, escribe para vivir más, para seguir viviendo, para no
morir.
Fernando Sarría escribe para encantarse, para protegerse de la
realidad, parapetado en una atmósfera hechizada como exorcismo;
porque lo escrito, aunque vivido, es ya una realidad otra, mejor.
En este libro, Las horas, la poesía es acción, descarga, reacción
del pensamiento que siente, de la memoria que lucha contra la
desolación. Es también un trance agónico, un tremendo combate
por acelerar la llegada de lo que se desea, un dique para evitar que
lo alcanzado se vaya.
Poesía sensorial, arrojada como un vómito de impulsos arrebatados.
Poesía eléctrica, magnética, respiración, bandera de náufrago,
crónica y transcripción de cada íntimo existir concreto
como si fuera el último de toda una existencia.
Cántico corporal de lo efímero: lo inefable de cada nuevo encuentro
como una presencia, un descubrimiento o una aparición;
el amor, la belleza, el placer, lo posible.
La inmediatez temática y la claridad de forma no privan a
esta poesía de destilar, con cuentagotas, perlas metafóricas: “luciérnagas
en la penumbra eran sus dedos”, símiles sorprendentes:
“las islas son como tu espalda” o audaces sinestesias: “el sabor azulado
de tu boca”.
El mejor libro hasta hoy de este poeta irreductible.






Ángel GUINDA
(Madrid, Primavera del 15 M)




sábado, 11 de febrero de 2012

De la presentación de María Ángeles Naval

















Las horas habla de lo que va quedando del mundo y del amor conforme pasan las horas, los días y finalmente los años. El libro está estructurado en tres partes precedidas por un prólogo de Ángel Guinda y clausuradas por un epílogo del autor. Estas partes son: Las horas tempranas (inauguradas por una cita de Borges); Las horas de la tarde (que preside José Luis Cano); y las horas de la noche (abiertas por un poema que habla del fuego de la destrucción y el abandono del creacionista Vicente Huidobro).
(…)
El cuerpo sobre el que se proyecta el deseo y la sed en el amanecer acaban convirtiéndose en el tiempo mismo. El tiempo ocupa un espacio, un espacio de carne, un cuerpo, un cuerpo compañero y un cuerpo que se ofrece para el amor. El tiempo es el cuerpo y el cuerpo es para el amor.












La calculada estructura del libro de Fernando Sarría, que concede el protagonismo a las horas y no a las edades de la vida, modifica el sentido último de estas imágenes de vida y tiempo, de fuego de amor y de ceniza al final de la juventud. En este libro se nos habla del tiempo de la vida, claro, pero la peculiaridad es el aire cíclico que le confieren las horas. De manera que las horas de la noche no son la sanción definitiva del tiempo, no constituyen un punto definitivo de llegada y conclusión, no son el final del viaje. Son simplemente las horas de la noche, simples horas sin luz a las que sucederá la luz del amanecer, la luz del mundo y del deseo del mundo.






María Ángeles Naval







(muchas gracias)

domingo, 29 de enero de 2012

La presentación de Miguel Mena


















LAS HORAS






-Hace tres años por estas fechas entrevisté a Fernando Sarría con motivo de un premio literario y me comentó que leía el Diccionario de la Real Academia, letra por letra, en riguroso orden alfabético….. como esto sucedió cuando publicó El Alhaquín, me pregunto si la publicación de Las Horas significa que ya ha llegado a la H





-A mí aquello me pareció admirable; en absoluto una locura, porque después de todo yo me he leído la guía de teléfonos de la provincia de Zaragoza buscando calles con nombres originales…. Así encontré la calle de la Ilusión, en Fayón, y la calle Ingenio, en Herrera de los Navarros….. Dos calles a la medida de Fernando: tiene una indudable ilusión por la tarea de escribir (desbordante ilusión) y tiene suficiente ingenio para combinar las palabras de forma armoniosa, con ritmo poético, con una musicalidad propia, que a mi modesto entender es lo fundamental para escribir poesía





-Yo tengo una pequeña obsesión con las palabras: me fijo en que casi todas ellas, excluyendo los monosílabos, esconden dentro otras palabras con las que jugar. Veamos un ejemplo práctico: nuestro autor se llama FERNANDO SARRÍA. Tiene un nombre de ocho letras y un apellido de seis… si cortásemos ambos justo por la mitad, con un buen hachazo, nos quedarían dos verbos: ANDO, RÍA



…dos verbos tan importantes como Andar y Reír combinados en su nombre



..¿Tiene esto algo que ver con su poesía? Puede que no mucho con los poemas de este libro, pero quizá sí con la personalidad del autor



-ANDO: es un hombre que camina, que avanza, que anda detrás de sus sueños, de sus objetivos literarios (desde que le conocí, me asombró su entrega absoluta a la poesía….da la impresión de que siempre está maquinando un poema)



-RÍA: por lo poco que le conozco, es un hombre de aspecto risueño… mucho más risueño y alegre de lo que solemos imaginar a un poeta (vamos, que para nada ofrece la imagen de un ser atormentado)


-También he de reconocer que no son esos dos verbos los que me transmite el conjunto de esta obra.



…Más que andar, creo que a “Las horas” le cuadra el verbo “contemplar”. El poeta contempla la vida, la belleza de los diferentes instantes del día, contempla las luces y las sombras, contempla el amor, contempla el erotismo



…Y más que reír, el libro va de emocionar, de conmoverse, de estremecerse…de encontrar el lenguaje preciso para mover la fibra sensible



-No sé si Fernando sigue leyendo el diccionario. Yo todavía releo de vez en cuando la guía de teléfonos. El otro día, sin más lejos, la repasé para ver cuántos Sarrías había en Ejea de los Caballeros y en qué calles viven. Conté 10.



…..enumerando donde viven algunos de ellos, casi nos sale un poema sobre el autor y su tierra aragonesa:



…hay un Sarría que vive en Libertad



….hay un Sarría que vive en Independencia



….hay un Sarría que vive en Teruel



….hay un Sarría que vive en Zaragoza



… y la calle más me gustó de todos ellos es la Calle Oliva Baja… (la oliva puede ser un fruto o el nombre de una persona, y baja puede ser una condición física o la acción del verbo bajar…..también “calle” puede ser un vía urbana o puede ser el imperativo del verbo callar)



…Ya me callo… soy de los que piensan que la poesía no hay que explicarla mucho, que hay que leerla, disfrutarla en la intimidad y tomar lo mejor que nos ofrece, que es un instante de belleza.









Miguel Mena







(muchas gracias)

martes, 17 de enero de 2012

Proximo 19 de enero













Tras la presentación en Ámbito Cultural de los poemarios de Miguel Ángel Yusta, Rafael Luna y Beatriz Giovanna Ramírez junto con Francisco J. Picón y yo mismo, leeremos poemas en el Interferencias Bar y será un placer que cuantos amigos quieran y puedan venir a escucharnos.







domingo, 8 de enero de 2012

Cerré los ojos...






Cerré los ojos mientras tu boca recorría los alrededores de la dicha.




Líbrame de este viaje por la oscuridad de Europa.
Tráeme cerca del Sena,
quiero volver a desembarcar de un tren del sur
y andar por las calles donde las hojas del otoño nos esperan.
Hay un alarde de viento que viene con la lluvia,
esa tormenta bajo la que somos un aguacero de dudas y preguntas.
La rue des Rossiers hierve en el vacío de tu nombre,
aquellos pasos nuestros retuvieron un eco de besos y caricias.
Arde todavía el verano,
la soledad se ha dejado media vida arrimada a la mía.
Sueño entregado a escuchar tu respiración recorriendo mi cuerpo.
Cada gota de sudor se hace de los dos,
se disuelve en la piel,
cubre de semillas cada poro del otro.
Ven de nuevo y que tus labios se pronuncien en amapolas,
me reconozco en tus uñas y en el sabio desafío de tu lucha…
Hoy, como todos los días,
mi ejército desperdigado y confuso ha sucumbido a tu boca.